Número 1

La vida, sin duda, es todo un misterio y no hay más que estar abierto a tomar las oportunidades que se te presentan. Para eso, uno debe estar alerta y atento a lo que los demás tiene que decir. Naciendo y creciendo en una familia tradicional y teniendo una estructura de pensamiento bastante racional, lo lógico era no interesarme en aquello que no pudiera comprobarse científicamente.

Sin embargo, al volverme mamá, mi fe y mi confianza en una fuerza superior se vio reforzada. Gracias a Dios, di a luz de forma natural a dos nenes sin ningún tipo de complicación. No obstante lo anterior, con el paso de los meses a uno y a otro les descubrieron cuestiones médicas que tuvieron que ser atendidas con medicina alópata. Mi segundo hijo nació con un uretero más corto de lo debido lo que le causaba desde el momento de su nacimiento que tuviera reflujo de la vejiga al riñón y en consecuencia padeciera de infecciones en vías urinarias recurrentes. En pocas palabras, la orina no alcanzaba a depositarse al 100 por ciento en la vejiga y se regresaba al riñón. Mi pobre bebé tuvo que tomar antibióticos desde los 15 días de nacido hasta el año dos meses que lo operamos para corregir el problema.

¿Tienen idea de cuales pueden ser los efectos en un bebé derivados de la ingesta casi ininterrumpida de antibióticos durante su primer año de vida? Malformaciones en las muelas que son piezas definitivas ya que no hay “de leche” y resistencia a los antibióticos, por citar solo dos.

Afortunadamente mi hijo quedó perfecto después de la operación y yo me di a la tarea de buscar otras formas de curar a mi bebé cuando se enfermara a fin de evitar que volviera a tomar un antibiótico. “El que busca, encuentra”, dice el refrán popular. Encontré a un gran doctor homeópata, especialista además en Flores de Bach que curó a mi hijo de los males generales que aquejan a los niños entre los 1 y los 5 años de vida. Mi procedimiento era el siguiente: Acudía con el pediatra y ya con el diagnóstico, me iba con mi homeópata quien trataba a mi hijo con sus métodos y así logré que mi hijo no volviera a tomar un antibiótico hasta que cumplió los 6 años.

Definitivamente estoy convencida que más vale prevenir que lamentar; razón por la cual, lo mejor para prevenir las enfermedades es reforzar el sistema inmunológico. Gracias a eso, conocí el “mundo” de los aceites esenciales.

Pero, que son los aceites esenciales?  La respuesta mas común es que son compuestos aromáticos naturales que se encuentran en las semillas, cortezas, tallos, raíces y otras partes de las plantas.   Estos aceites dependiendo de su compuesto pueden ser utilizados en forma tópica, difundidos en el ambiente mediante un difusor, inhalados directamente del frasco ó incluso pueden ingerirse ya sea de forma sublingual, en agua o en cápsulas vegetales.

Gracias a este espacio trataré de darles una breve introducción a este maravilloso mundo, compartiendo mis experiencias y apredizajes.


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